Misiones
GRAN MISIÓN DE SANTA MARTA 1647-1830
Superadas las dificultades para que los Capuchinos se extendieran hacia España y de ella a Hispanoamérica, la arquidiócesis de Cartagena les entrega el extenso territorio de lo que hoy son Magdalena, Bolívar, Guajira y Cesar, territorios evangelizados por los religiosos dominicos, quienes se retiraron dejando el espacio que les fue entregado a los capuchinos valencianos. La evangelización correspondió al criterio de San Francisco de Asís, según el cual los hermanos han de convivir con la gente, dar testimonio de su fe cristiana y, cuando lo vieren oportuno, anunciar el Evangelio. Fue un tiempo de 183 años en el que los religiosos perseveraron y dieron testimonio de nuestra forma de vida. La mayoría de ellos murieron en sus centros misionales.
MISIONES CIRCULARES 1778-1830
Desde el convento de La Capuchina, barrio San Victorino en Bogotá, se dirigieron durante 52 años las misiones circulares, catequizando y llevando la doctrina cristiana a indígenas, comunidades de mestizos y ciudadanos españoles en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Casanare. Era un recorrido extenso y extenuante que, según el testimonio de los misioneros, podría durar entre uno a tres meses.
MISIÓN CAPUCHINA DE LA GUAJIRA Y EL CESAR 1885-1990
Esta misión nació con el regreso de los capuchinos valencianos que trabajaron arduamente fundando internados, construyendo huertas agrícolas y ganaderas, dedicándose fundamentalmente a la educación y, desde luego, predicando el Evangelio, catequizando y creando estructuras parroquiales para el asentamiento de la Iglesia. Al principio fue un solo Vicariato Apostólico y a partir de 1952, la Santa Sede lo divide en dos, el Vicariato de la Guajira, entregado a la responsabilidad misionera de los capuchinos italianos de la Provincia de L`Aquila, y el Vicariato de Valledupar, encargándose a los capuchinos de Valencia, quienes también por la Santa Sede aceptaron la evangelización en el archipiélago de San Andrés, Isla. Esta heroica labor de los capuchinos dio como resultado la colaboración en el desarrollo de los actuales departamentos de La Guajira, del Cesar y del archipiélago de San Andrés, Isla. Y eclesialmente, la alegría de consolidar florecientes diócesis, tales como Riohacha, Valledupar y el Vicariato de San Andrés, Isla.
CREACIÓN DE LA MISIÓN EN EL DEPARTAMENTO DEL CHOCÓ 1897-1917
La custodia capuchina de Pasto toma la iniciativa de llevar el Evangelio a las comunidades indígenas afrodescendientes del Chocó. De ellas conocemos su creación, desarrollo y acontecimientos gracias a las estupendas crónicas del Siervo de Dios, Padre Buenaventura de Pupiales (Nariño), conservadas en el archivo de la Provincia capuchina de Colombia. Un signo de la presencia capuchina en Istmina y Quibdó es la legendaria y solemne festividad de San Francisco de Asís, celebrada con regocijo por los afrodescendientes y que en la actualidad hace parte de su patrimonio cultural, religioso, social y étnico.
MISIONES EN CAQUETÁ, PUTUMAYO Y AMAZONAS 1897-1989
Esta misión nace con la invitación que el obispo de Pasto, san Ezequiel Moreno, hace los capuchinos de la custodia de Pasto para que acepten la evangelización de esos territorios. La Provincia de Cataluña en España acepta y los capuchinos se adentran en estas tierras dedicándose a ellas con alma, vida y corazón. Predican sin cesar el Evangelio hasta consolidar la iglesia particular. Fundan internados para ofrecer educación a los niños indígenas de las numerosas etnias que pueblan el Amazonas. Promueven el desarrollo, fundando ciudades, creando fincas para la producción de alimentos para los internados, para los religiosos, para los colonos y también fincas ganaderas. Desarrollan, aunque incipientemente, la navegación permanente por los ríos de la misión. En Leticia se construye el hospital, se apoya la llegada de bancos, se construyen colegios para varones y para niñas. Esta misión colaboró en la formación de prósperos departamentos a nivel civil y a nivel eclesial, tales como la creación de las diócesis de Florencia, Sibundoy y el Vicariato de Leticia. Esta gesta evangelizadora concluye con la muerte del primer y único prefecto apostólico capuchino de Leticia, Mons. Marceliano Cannies, acaecida en el año 1989.
MISIÓN EN EL ARCHIPIÉLAGO DE SAN ANDRÉS, ISLA 1926-2000
Los capuchinos de Valencia se hicieron responsables de esta misión entre afrodescendientes formados en la iglesia bautista de La Loma. La diplomacia de los capuchinos y la maravillosa personalidad acogedora de Mons. Eugenio de Carcagente, primer prefecto apostólico, hizo que la convivencia religiosa no solo fuera pacífica sino ampliamente colaboradora. Las autoridades de la isla rogaron a los capuchinos se responsabilizarán de la educación que Mons. Eugenio aceptó complacido. Entre los cuatro prefectos apostólicos, Eugenio, Gaspar, Alfonso y Antonio, lograron el objetivo de dar educación a la juventud isleña en san Andrés, en Providencia y en Santa Catalina. Fundaron, también, una casa para adultos mayores. Crearon las parroquias necesarias de modo que, con la muerte de Monseñor Antonio Ferrándiz, último prefecto capuchino, los capuchinos entregaron a Mons. Eulises una iglesia bien estructurada. Mons. Eulises provino de la diócesis de Girardot, aunque él como vicario apostólico no dependió de su diócesis de origen sino directamente de la Santa Sede y de su jurisdicción eclesial en Colombia que es la arquidiócesis de Cartagena. Así pues, los capuchinos colaboraron, también, en la creación de la gobernación y en la creación del vicariato apostólico del archipiélago.